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Aprender de otra manera
El IES Ramón y Cajal es el único que
desarrolla el Aprendizaje Basado en Proyectos con todas sus asignaturas
Domingo 24.04.2016
Educación: Aumento del rendimiento académico, mejora en la
conducta del estudiante, mayor creatividad, más motivación y un aprendizaje
permanente. Estos son los beneficios que están experimentando los alumnos de
primero de ESO del instituto Ramón y Cajal, quienes reducen horas de sus
materias a cambio de proyectos de investigación y trabajos en grupo.
MARGA JIMÉNEZ-FONTES
Que la educación en España no atraviesa sus mejores
momentos no es nada nuevo y ya es algo normal ver cómo los resultados
académicos de los estudiantes no están en los primeros de los puestos.
Son muchos profesionales los que reclaman nuevos
métodos y maneras de impartir clases, así como procedimientos novedosos para
que los alumnos adquieran conocimientos. Hay quien habla sobre ello, pero
también hay quien se prepara y lo pone en práctica. Muestra de ello es el
Instituto de Educación Secundaria Ramón y Cajal de Murcia.
Este curso ha puesto en marcha en Primero de la ESO el
método conocido como Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). A día de hoy es el
único centro que lo lleva a cabo, si bien es verdad que hay otros que realizan
algo parecido, pero tan solo con determinadas asignaturas, ya que en el caso
del Ramón y Cajal, los alumnos de este curso han dejado de dar determinadas
horas de todas sus materias, que las cambian por trabajos grupales. Pero, ¿qué
es el ABP?
Esta metodología se aleja de la imagen del profesor en
la pizarra explicando una materia y los alumnos atendiendo, haciendo deberes en
casa y realizando un examen en el que se evaluará sus conocimientos al
respecto. El ABP, según explica a esta Redacción el director del Ramón y Cajal,
Juan Antonio Gómez Fernández, es «un proyecto mucho más ambicioso y pretende
implantar en todos los grupos de un mismo nivel, comenzando en primer curso de
ESO, un modelo por el que los profesores realizan proyectos interdisciplinares
comunes, en el que se desarrollan las variadas capacidades de los alumnos a
través de propuestas cercanas a su vida». «De esta forma pasaremos de educar
con libros de texto a educar con vivencias», asegura.
Los alumnos de primero de ESO, al terminar el curso,
habrán participado en cuatro proyectos para los que han tenido que poner en
práctica los conocimientos adquiridos en cada una de sus materias.
'¿Estamos solos en el Universo?', '¡Vamos a organizar
nuestro viaje de estudios a un país de Europa!' y 'Only hamburgers?' son los
tres primeros proyectos, en los que los estudiantes, tal y como explica Gómez,
trabajan el tema en el aula con las nuevas tecnologías, investigan y analizan
durante mes y medio, para después elaborar una serie de conclusiones que deben
presentar a los profesores, así como realizar una exposición.
Para poder realizar estos trabajos grupales, las
distintas materias pierden una hora semanal, que se dedica a ellos. «Sin
quererlo adquieren mejor los conceptos y éstos son permanentes», comenta el
director del Ramón y Cajal, quien defiende que es una manera de aprender muy
diferente a la que hasta ahora se ha llevado a cabo en los centros, «por la que
el alumno estudia algo para soltarlo en el examen y a la semana, o antes, lo ha
olvidado», añade.
Pero, ¿qué ocurre con esas partes curriculares de las
materias que no se pueden desarrollar en los proyectos? ¿Estos alumnos no las
estudian? La respuesta es no. Según explica Gómez, «el trabajo que no se puede
ver en el proyecto se imparte en clase, no hay problema».
El director del Ramón y Cajal se muestra muy orgulloso
del trabajo realizado en su centro, ya que se trata de un instituto en el que
«se trabaja de una forma colaborativa». Además, asegura que las habilidades que
se requieren en el siglo XXI y las que deben manejar las personas del futuro
«no pasan por la forma de enseñar y de trabajar como la que se hacía hasta
ahora». «Las empresas ya no solo seleccionan a aquellos con las mejores
calificaciones, sino a quienes, además de tener un buen currículum, posee otras
habilidades y saben trabajar en grupo», asegura Gómez.
Beneficios para el alumno
Y si en el IES Ramón y Cajal son firmes defensores del
Aprendizaje Basado en Proyectos es por algo: los resultados. Tal y como explica
Juan Antonio Gómez, desde que pusieran en práctica esta metodología, han podido
comprobar que hay «un aumento impresionante de la motivación de los alumnos,
sobre todo, en el grupo de bajo rendimiento». Asimismo, mantiene que este
sistema también beneficia a la conducta del alumnado, «ya no tenemos
problemas», afirma. Y, lo más importante: «un aumento del rendimiento
académico».
Pero no solo ha cambiado la manera de trabajar y de
ver el instituto a los alumnos, ya que los padres «están encantados y muy implicados».
En definitiva, lo que comenzó como algo desconocido y que ha requerido un
trabajo previo por parte del profesorado, está dando sus frutos.